lunes, 22 de diciembre de 2014

NARRATIVA: La Bicicleta Azul "Cuento de Navidad"


NARRATIVA:

Agradecimiento. Lic. Ana Teresa Delgado de Marín @delgadoanat
Foto. Ilustración Tomás Marín


El mar adormecido apenas susurraba un silente murmullo y luego se alejaba, llevándose las penas que recogía en la orilla. ¡Cuánta tristeza enturbiaba el azul de su inmensidad! El mar dibujaba en la arena figuras onduladas con compases de nácar y espuma. El viento enardecido hacía inclinar los yaques a los pies del océano, rompiendo con agudos silbidos los cristales de un extraño silencio que envolvía la noche, La luna decembrina con su dulce mirada inundaba el paisaje con destellos dorados…

Un niño recorre la desolada playa dejando atrás sus huellas descalzas hundidas en la arena y aún más lejos a un pueblo ahogándose en los vapores etílicos, sumido en una alegría efímera, producto de las fiestas decembrinas las cuales muchas veces terminan en un trágico final...Era noche de Navidad, Noche Buena, cuando el Niño Jesús visita a los niños cargado de regalos...

Enrique, que así se llamaba el niño errante y que cariñosamente era conocido como “Quique”, después de alejarse lo más que pudo se detuvo de pronto y miró el titilar de las estrellas, las cuales formaban en el cielo una figura de Navidad con sus luces intermitentes, buscando quizás, en el infinito respuestas a sus inocentes preguntas. 

¿Porqué el Niño Jesús jamás me ha traído un regalito? ¿Es que no lo merezco? Soy un niño bueno, estudio y ayudo en lo que puedo a mi abuelita ¿Porqué hay niños que se portan mal y son premiados con grandes regalos?

Lanzó una melancólica mirada a la inmensidad del mar como queriendo traer en la atarraya de sus sueños un cardumen de anhelos...Cabizbajo se sentó en una roca agrietada por la inclemencia de las olas, y mientras meditaba, sus lágrimas abrían surcos de angustia en su rostro, hundió la cabeza en su pecho y de pronto sintió una mano frágil que se posaba sobre su hombro al mismo instante que oyó a una voz infantil

¿Porqué lloras?

Al levantar el rostro vio frente a él a un niño rubio.de finos modales, elegantemente vestido. Asombrado y quizás impulsado por la sorpresa, Quique recibió al visitante con una ráfaga de preguntas

¿Quién eres tú? ¿De dónde saliste si la playa está sola? Los niños a esta hora esperan al Niño Jesús. ¡Nunca te he visto por este pueblo!

“No importa de donde vengo, mi misión es ayudar a quien lo necesita, a los niños buenos como tú. ¿Porqué tan triste?

“Por muchas cosas” respondió Quique. Hoy todos comparten la Navidad con sus padres y yo no tengo Mamá, ella murió hace tiempo, yo era muy pequeño. Vivo con mi abuela que ya está viejita”




“Ya lo sé”, replicó el desconocido

“¿Y cómo lo sabe?”

La pregunta no obtuvo respuesta

“El Niño Jesús nunca me ha traído nada”

“¿Y qué quieres que te traiga?

“Siempre he soñado con tener una bicicleta azul, para recorrer las calles de mi pueblo y correr muy duro para escapar de mi pobreza, de la triste realidad de mi vida”

“¡Vamos, alegra esa carita, corre a tu casa con tu abuelita que estoy seguro que el Niño Jesús se acordó de ti y te tiene un hermoso regalo! “Pero, antes te diré algo: No tienes que huir de la vida que es tan bella, ni de tu pobreza, ni de tu soledad. Recuerda esto: Tú no estás ni estarás solo, siempre me tendrás a tu lado.Nunca te rindas. Lábrate un porvenir. Lucha siempre contra los embates que puedas encontrar, contra el odio, la envidia y la maldad que son las fuerzas nefastas que estremecen al mundo. ¡La vida es como una playa, Quique! Inmensa, hermosa, pero llena de peligros “

Y señalando al mar con el índice de su mano derecha le dijo:”Tú eres uno de esos barcos que están anclados cerca de la orilla, pero si te propones llegar al otro extremo tienes que lograrlo, aunque en Alta Mar te sorprenda una tormenta. No te detengas, no te devuelvas, sortea el peligro y sigue remando y déjate arrastrar por la corriente hasta volver a ganar la orilla, es difícil pero si te empeñas lo lograrás. Si estudias, si te portas bien en la vida, serás en el futuro un hombre excelente, útil, sin vicios ni mezquindades. Verás que el tiempo me dará la razón. ¡Recuérdame siempre! “

Los dos niños se fundieron en un efusivo abrazo, poniendo sus corazones cargados de Fe y Esperanza e ilusiones, sellando para siempre, esa Noche de Navidad la amistad y la unión de todos los niños de la tierra.

Quique estupefacto vio alejarse a su nuevo amigo y una resplandeciente luz, en forma de aureola rodeó la cabeza del enigmático pero hermoso niño. Luego, desapareció como por arte de magia.

Quique corrió hasta su humilde vivienda y al llegar encontró a su abuela dormida. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando, con ojos desorbitados vio, al lado de su chincorro, una linda bicicleta azul, como la que siempre había soñado.; junto a ella una tarjeta que decía.”Quique, espero que la disfrutes, corre duro, muy duro y con cuidado hasta alcanzar la meta: Tu Felicidad”

El niño emocionado despertó a la abuela, mostrándole con orgullo su bicicleta. Le contó lo sucedido en la playa y la viejita, inclinándose sobre su hamaca le dijo 

“Ese era el Niño Jesús, Dios oyó mis ruegos”.

Pasó el tiempo y Enrique fue un joven excepcional. Apartó las tristezas y desesperanzas y le demostró al mundo que no hay obstáculos que puedan destruir nuestros más nobles propósitos y que sí se pueden derribar murallas y vencer tempestades, pues hay que empezar a labrar nuestro futuro desde que somos niños.

Ana Teresa Delgado de Marín





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